Un poema es una hoja en blanco, una abertura, un impulso de brizna en la abertura, donde la realidad suelta la dureza inevitable y necesaria de los significados y traza o baila o llora o simplemente respira sin la necesidad de acertar, sin el miedo al error o al fracaso, sin la presión de ser algo, estupendo, sólido, consistente, sin el miedo de no ser nada. Que bueno sería que ese impulso brotara un poco más allá como algo nuevo.... menos duro, menos inevitable. Gracias